El Instituto Superior de Ciencias Penitenciarias, que lleva apenas un año y medio de funcionamiento en la provincia, presentó a su tercera promoción de aspirantes a agentes penitenciarios. Son 44 ingresantes, de los cuales 29 son mujeres y 15 hombres, un dato que la propia institución considera significativo.
Sonia Muñoz, oficial adjunta principal y a cargo de la dirección del Instituto, explicó que la meta es “formar agentes con un nivel académico acorde a las normativas vigentes” y, sobre todo, con una fuerte preparación humana. “Buscamos personas empáticas. Hoy contamos con condenas muy largas y nuestros agentes conviven mucho tiempo con los internos. Deben saber equilibrar el tratamiento que se lleva a cabo con la educación, porque el agente penitenciario tiene que estar educado para afrontar esas situaciones”, señaló en diálogo con Aire Libre Fm.
Muñoz describió el adiestramiento como un proceso que va más allá de la enseñanza de normas. “Cuando alguien ingresa se le instruye también en lo cotidiano: dirigirse con respeto, aprender a hablar de manera adecuada, que la otra persona no sienta agresión. Representamos al Estado y eso exige una postura”, afirmó.
El plan de estudios prevé nueve meses de formación, aunque la promoción anterior debió acortarse a seis por la falta de personal en servicio. “Hoy falta personal, como en todos lados, pero contamos con el acompañamiento de las autoridades. La idea es que cada aspirante adquiera los conocimientos necesarios para contener situaciones críticas, como autolesiones o motines, que lamentablemente son parte de la realidad penitenciaria”, detalló.
Muñoz, licenciada en tratamiento penitenciario, remarcó que su tarea no es juzgar el pasado de los internos, sino velar por su custodia y bienestar. “Nuestro rol no es ver lo que hizo la persona, sino resguardar a quien está privado de la libertad. Se trabaja en conjunto con psicólogos y se incorporan talleres y educación para que, aun en contexto de encierro, la persona pueda proyectar un futuro”, sostuvo.
La tercera promoción comenzó el 22 de septiembre. “Estamos felices de que en tan poco tiempo tengamos nuestra propia escuela y una nueva camada de agentes con esta visión”, celebró Muñoz, convencida de que la formación académica y la sensibilidad humana son claves para el servicio penitenciario del presente.
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