
Barbara Marquezin—la primera licenciada en Protección Civil y Emergencias de la provincia— compartió sus conocimientos con el objetivo de promover una mayor conciencia comunitaria frente a las amenazas naturales. En diálogo con Radio Provincia remarcó que no se trata solo de políticas públicas, sino también de lo que cada familia puede hacer desde su hogar para reducir la vulnerabilidad frente a emergencias.
“La carrera nace en nuestro país hace unos 10 o 11 años, después de los grandes desastres como la AMIA y Cromañón. Se entendió que no podíamos seguir esperando que sucedan las tragedias para recién actuar. Por eso se empezó a trabajar desde la prevención”, explicó.
Según Bárbara, la gestión de riesgos es una construcción colectiva y social. “No se trata de que alguien tenga la razón, sino de ir construyendo entre todos un conocimiento útil que nos prepare mejor para enfrentar amenazas como la sísmica, que es latente en nuestra provincia. Estamos sobre tres placas tectónicas: la Sudamericana, la Antártica y la de Escocia. Vivimos en una zona con riesgo”.
En este contexto, subrayó que uno de los factores más importantes a trabajar es la vulnerabilidad educativa, es decir, el desconocimiento que existe sobre cómo actuar en casos de emergencia. “Lo que pasó el viernes dejó a muchos con incertidumbre. No sabíamos cómo reaccionar. Eso es lo que tenemos que corregir con diálogo y preparación familiar”.
Entre las recomendaciones clave que brindó, Bárbara destacó:
- Realizar un análisis del riesgo en el hogar: conocer si la vivienda está cerca de un río, en una pendiente, sobre turba o roca.
- Diseñar un croquis de evacuación interna y externa del domicilio.
- Dividir roles dentro de la familia: quién se encarga de los niños, de los animales, de cortar la luz o el gas, etc.
- Preparar mochilas de emergencia con insumos básicos para 72 horas, una por persona.
- Identificar y sujetar objetos que puedan caer durante un sismo.
- Establecer un punto de encuentro familiar ante una evacuación.
- Realizar simulacros en familia para ejercitar una reacción adecuada.
“Hay que tener la documentación importante a mano, dinero en efectivo, calzado y abrigo cerca. También es recomendable dejar las puertas de los cuartos abiertas por si se traban durante un sismo”, agregó, y citó experiencias chilenas que han adoptado estas medidas.
Finalmente, hizo hincapié en que la percepción del riesgo es un proceso cognitivo y emocional. “El día que sucede un sismo, el cuerpo reacciona distinto. Pero si hicimos simulacros, si dialogamos en familia, vamos a tener un mínimo de tranquilidad. Hay que perderle el miedo al tema y empezar a prepararnos desde ahora”, concluyó.
Una invitación a toda la comunidad fueguina a dejar de lado la pasividad y empezar a hablar, planificar y construir herramientas concretas para proteger a los suyos ante cualquier eventualidad.
Compartinos tu opinión