
En la jornada de ayer, ocurrió en Río Grande un hecho que desnuda nuevamente una triste realidad: la ciudad no está preparada para el tránsito de discapacitados, minusválidos, ancianos, embarazadas o madres solteras..
Es que en el ejido urbano faltan estacionamientos aptos para estas personas, las rampas para sillas de ruedas en las esquinas brillan por su ausencia (salvo en la zona céntrica) y las unidades del transporte público de pasajeros no están preparadas para satisfacer las necesidades de todos aquellos que tienen problemas para trasladarse.
Discusión de un colectivero con una madre
Ayer por la tarde, un chofer de la Línea C de Montecristo discutió con una madre a la que no quería dejar subir a la unidad con su carrito de bebé armado, y a la que finalmente accedió a dejar ingresar, no sin antes advertir que era la última vez que ocurría esto.
La madre, sin posibilidad de cargar a su bebé mientras desarmaba el carro, explicó la situación al colectivero, aunque este no mermó en su enojo.
La poca humanidad del chofer coincidió con su escasa fortuna: en ese mismo momento, el concejal radical Paulino Rossi viajaba en la unidad, por lo que, según publica él mismo en las redes sociales, ayudó a la madre a desarmar el carro y a subirse al colectivo.
Según denuncia a través del mismo medio, ya está realizada la presentación al organismo pertinente, solicitando que además los choferes de colectivos estén obligados a colaborar con las personas que intentan subir a la unidad y tienen problemas de movilidad.
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