En un contexto económico adverso y con altos niveles de informalidad, las trabajadoras de casas particulares de Río Grande siguen enfrentando múltiples desafíos laborales.

Dora Sánchez, referente del sector en Río Grande, dialogó con Radio Provincia y brindó un panorama claro de la situación actual. “La mayoría de las compañeras somos trabajadoras de trabajadores”, afirmó, aludiendo a que muchas empleadas domésticas dependen de personas que también están afectadas por la crisis económica. Esta realidad se traduce en recortes de horas, despidos y pérdida de ingresos.

Uno de los principales problemas del sector es la informalidad: “Si hay un 20%, 15% de las compañeras registradas, es mucho. Son muy pocas las que están en blanco”, sostuvo Sánchez. Esta falta de registro no solo implica salarios más bajos, sino también la ausencia de cobertura médica, jubilación y derechos básicos.

La última paritaria fue firmada recién en marzo, aunque había sido acordada en diciembre. La demora refleja la desorganización institucional tras la disolución de ministerios nacionales. A raíz de esto, las trabajadoras se ven obligadas a negociar directamente con sus empleadores. “Hay compañeras que trabajan dos horas por $3.000 y lo gastan en remis. Entonces hay que entender que cada situación es distinta y se necesitan acuerdos de partes”, explicó Dora.

En la provincia aún no existe un sindicato formalmente constituido para el sector. Sánchez fue designada como delegada normalizadora por un sindicato de Buenos Aires, pero su mandato venció y no fue renovado. Sin embargo, mantiene un grupo de unas 400 trabajadoras que se organizan y se apoyan mutuamente: “Nos ayudamos, nos acompañamos, más allá de lo laboral”.

Sobre la posibilidad de una bolsa de empleo o intermediación laboral, Dora fue clara: “No puedo recomendar a una compañera que no conozco. Es una gran responsabilidad decirle a alguien que cuide un niño o un adulto”. Por eso, cada trabajadora se promociona con base en su desempeño y recomendaciones de sus empleadores.