
Aunque provincias como Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut están oficialmente libres de sarna ovina, esta enfermedad continúa siendo una de las mayores inquietudes para los productores ganaderos del sur argentino, especialmente en zonas como Río Negro, Neuquén y partes de Chubut.
La sarna ovina, provocada por un ácaro que actúa como parásito externo, suele manifestarse con mayor frecuencia durante los meses fríos, favorecida por las condiciones ambientales del otoño e invierno. Su presencia en los rebaños genera importantes pérdidas económicas y productivas.
Los animales afectados presentan síntomas visibles como pérdida de lana, formación de costras sobre la piel y picazón intensa, lo que lleva a comportamientos inusuales como rascarse, patear o morderse. En fases más avanzadas, pueden observarse zonas sin lana, piel engrosada o costras amarillentas, especialmente en áreas como las fosas nasales, el espacio entre las pezuñas o la región perianal. Además, al tocar ciertas zonas, se puede detectar el llamado "granito", una vesícula generada por los ácaros que provoca una coloración verdosa o azulada en la piel.
Frente a esta situación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), junto al INTA y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, coordina con los gobiernos provinciales y el sector privado a través de las Comisiones Provinciales de Sanidad Animal (Coprosa), para implementar estrategias de control, detección precoz y erradicación de la enfermedad.
La vía de contagio más común es el contacto directo entre animales, por lo que es clave realizar observaciones frecuentes sin alterar su comportamiento natural. Cuando se detectan conductas anómalas, los ejemplares deben ser examinados individualmente, enfocándose en zonas donde el pelaje esté húmedo o alterado.
Estrategias para prevenir la enfermedad
Uno de los pilares en la prevención es la cuarentena obligatoria de los ovinos recién incorporados al campo. Estos animales deben mantenerse separados del resto del rebaño por un mínimo de tres semanas, tiempo durante el cual deben ser observados, revisados y tratados si fuera necesario.
Asimismo, se recomienda realizar dos inspecciones anuales a toda la majada, coincidiendo con etapas clave del calendario productivo, como la señalada, el pre-servicio o las campañas de vacunación. En caso de revisaciones durante la esquila, se deben desinfectar cuidadosamente todos los implementos utilizados.
La infraestructura también juega un rol importante. Mantener los alambrados perimetrales en buen estado es esencial para evitar el ingreso de animales que puedan estar infectados.
En caso de detectar animales con signos compatibles con sarna, los productores tienen la obligación de notificar de inmediato al Senasa. La autoridad sanitaria coordinará el tratamiento de la totalidad del rebaño utilizando productos aprobados. Aunque existen antiparasitarios inyectables, su eficacia no es total. Por ello, el método más confiable sigue siendo el baño por inmersión, siempre supervisado por un veterinario del organismo.
Para realizar una denuncia o solicitar asistencia, los canales habilitados por el Senasa incluyen:
Oficinas locales (presencial o telefónica)
WhatsApp: (11) 5700 5704
Correo electrónico: [email protected]
Formulario web: “Avisa al Senasa” en la página oficial
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