
En la localidad de Tolhuin, un grupo de vecinos viene manifestando su preocupación por los ruidos permanentes que genera un secadero de turba ubicado en la zona de Terrazas del Lago. Julio Ramírez, uno de los residentes afectados, relató en Aire Libre Fm, la difícil situación que atraviesan diariamente quienes viven en las inmediaciones.
“El problema que hay es con el secadero de turbas que se instaló donde antes funcionaba el predio de un viejo aserradero. No tengo problema con el galpón ni con la actividad en sí, el inconveniente es el ruido, que es incesante y las autoridades no toman cartas en el asunto”, expresó Ramírez.
Según describió, la actividad del secadero es constante durante las 24 horas del día, afectando no solo a su familia —que vive a aproximadamente 400 o 500 metros del establecimiento— sino también a otros vecinos que residen aún más cerca del predio. “Hay una vecina que está justo enfrente, y realmente ya no puede más. Si no hacemos algo, va a terminar sorda. Mi esposa ya tuvo problemas similares cuando vivíamos en el centro, con el ruido constante de la bocina de los camiones”, agregó.
La preocupación no es solo por la afectación a la salud de los residentes, sino también por el impacto ambiental y económico en la zona, donde hay varias cabañas turísticas que reciben visitantes. “Cuando se alojan los turistas, no vuelven más por el ruido. Además, hasta donde sabemos, ni siquiera está habilitado como zona industrial”, advirtió Ramírez.
Los vecinos ya presentaron notas formales ante el municipio solicitando soluciones. “Hemos solicitado reuniones y hoy tenemos un encuentro con las autoridades municipales. Nosotros vamos por el ruido: si lo solucionan, no hay problema. Si no lo solucionan y la municipalidad no nos atiende, vamos a acudir a la justicia. Interpondremos un recurso de amparo contra la empresa y el municipio”, adelantó.
Ramírez también remarcó la falta de respuestas previas. “Cuando empecé a sentir el ruido, fui y hablé con la gente del lugar. Me dijeron que lo iban a solucionar, pero pasó casi un año y nada cambió”, sostuvo.
Finalmente, enfatizó que el reclamo no busca frenar la actividad económica, sino preservar la calidad de vida de los vecinos. “Entiendo que la empresa debe producir y cumplir pedidos, pero no podemos anteponer el dinero sobre la salud y el bienestar de quienes vivimos acá. Este es un problema serio, incluso para la fauna del lugar, que también se ve afectada por el ruido constante”, concluyó.
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