
A casi tres años del trágico siniestro aéreo ocurrido en Río Grande, que cobró la vida de cuatro personas, Mónica Ferrara —madre de la enfermera Denise Torres García— rompió el silencio y expresó su indignación ante las conclusiones del informe oficial. En diálogo con Radio Fueguina, la mujer recordó con dolor el último contacto que tuvo con su hija, quien regresaba tras haber trasladado a un paciente desde Buenos Aires hasta el hospital de la ciudad fueguina.
«Recibí un mensaje de Denise diciéndome: mamá, ya dejamos al paciente en el hospital… ya vuelvo. Pero nunca regresó», relató. A pocos minutos de despegar, el avión sanitario se precipitó desde unos 300 metros de altura.
El informe de la Junta de Seguridad en el Transporte, según Ferrara, no satisface a las familias de las víctimas. «Hablan de una sugerencia sobre los mantenimientos del avión. Eso es una falta de respeto a nuestros muertos», cuestionó, añadiendo que la omisión fue evidente y evitable. «No se trató de un accidente, fue un siniestro causado por negligencia».
Ferrara comparó el mantenimiento del avión con una acción cotidiana: «Cuando uno cambia una rueda, sabe que debe volver a colocar los bulones. No hace falta que lo diga un manual. Esto no es un error menor, es una falla grave y humana». Con estas palabras apuntó a la responsabilidad del entorno técnico y empresarial.
Pero además de lo técnico, la madre apuntó contra el contratante de Denise: Gustavo Latorre, a quien acusó de haber desaparecido tras el hecho. «Vendió su casa, se esfumó. Nunca dio la cara ni se comunicó con nosotros. Se quedó con el dinero de los vuelos de mi hija», denunció con firmeza.
La familia entera arrastra las secuelas del dolor. Ferrara confesó que tuvo que abandonar su trabajo por cuestiones de salud y estrés, mientras su esposo, hermano y nietos también padecen el impacto emocional. A pesar del golpe, asegura que aún conserva cierta fe en el sistema judicial: «En un país donde la justicia está tan cuestionada, yo todavía elijo confiar en nuestro abogado, Francisco Ibarra, en la jueza, en el fiscal».
Con una mezcla de tristeza y determinación, Ferrara insistió en que no habrá descanso hasta que se determinen todas las responsabilidades. «No vamos a parar nunca. Sabemos quiénes son nuestros verdugos. Esto no puede quedar impune».
Además, la familia impulsa una campaña en Change.org para reunir apoyo social y mantener el reclamo vivo. Bajo el lema Justicia por Denise, buscan visibilizar el caso y evitar que se repita una tragedia semejante.
Ferrara aseguró que siente la presencia de su hija constantemente. “Denise me guía. Está presente, me manda señales todo el tiempo”, expresó emocionada.
El testimonio de Mónica Ferrara refleja no solo el drama de una familia atravesada por una pérdida evitable, sino también el compromiso de seguir adelante, transformando el dolor en búsqueda de justicia.
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