
Desde Río Grande, el presidente de la Agencia de Desarrollo “Río Grande Activa”, Juan Pablo Deluca, reivindicó la necesidad de impulsar una agenda de crecimiento productivo basada en el potencial marítimo y logístico de la zona norte de Tierra del Fuego. Entre los proyectos destacados, mencionó el desarrollo de la acuicultura, incluida la salmonicultura en tierra, como una alternativa viable frente al estancamiento productivo y la subejecución de fondos nacionales.
En declaraciones a FM Del Pueblo, Deluca remarcó que Río Grande tiene una identidad más ligada al trabajo y a la producción en comparación con otras ciudades de la provincia, como Ushuaia, donde predomina el rechazo a ciertos proyectos productivos por cuestiones ambientales. “Tenemos una comunidad más abierta a invertir y trabajar, y esa mentalidad facilita avanzar en nuevos emprendimientos”, afirmó.
Uno de los proyectos que presentó el municipio ante el Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva (FAMP) fue la utilización de la ex planta potabilizadora El Tropezón para la producción acuícola en tierra. Sin embargo, lamentó que la nueva conducción del fondo haya dado de baja esa propuesta, priorizando inversiones hoteleras en Ushuaia. “Son 250 millones de dólares destinados a potenciar la producción y no se están utilizando en beneficio de toda la provincia”, cuestionó.
Deluca destacó que la llamada “economía azul” –el conjunto de actividades vinculadas al mar– representa una oportunidad estratégica para la provincia, desde la logística portuaria hasta la producción de alimentos para cruceros antárticos. También señaló que la acuicultura no se limita a la salmonicultura, sino que incluye otras especies como mejillones y erizos, con gran potencial en la región.
“El desarrollo en la Antártida va a crecer, ya sea por el turismo o por la pesca, que hoy es explotada por países como Chile, Japón o España. Argentina está en condiciones de entrar en esa cadena con infraestructura, logística y mano de obra calificada”, sostuvo, señalando que Ushuaia puede ser clave en ese esquema si se articulan inversiones y políticas adecuadas.
En cuanto a la salmonicultura, diferenció el modelo chileno –altamente cuestionado por su impacto ambiental– de una alternativa sustentable en tierra firme. “Es posible desarrollar una acuicultura moderna, con controles ambientales y beneficios para la comunidad. Pero si estos proyectos se instalan en Río Grande, queremos que los recursos también queden acá, como ocurre con las regalías en otras provincias productoras”, subrayó, comparando la situación con Comodoro Rivadavia.
Asimismo, resaltó el rol que ha tenido el municipio en la promoción de la soberanía alimentaria, una política que ha logrado expandirse a Tolhuin y Ushuaia. “Consumir lo que producimos es una forma de fortalecer la economía local. Ya hay productores trabajando y nuevos proyectos que pronto estarán en marcha para abastecer la isla”, adelantó.
Por otra parte, criticó duramente al gobierno nacional, al que acusó de aplicar una política de “desarme” en lugar de fomentar inversiones. “No hay una sola propuesta de impulso productivo para Tierra del Fuego. El FAMP es un claro ejemplo de abandono”, denunció.
Finalmente, Deluca defendió la necesidad de un equilibrio entre la intervención del Estado y la participación del sector privado. “No creemos en un Estado sobredimensionado ni en un mercado sin reglas. Lo que proponemos es una articulación que genere empleo y abra nuevos caminos productivos para el futuro de la provincia”, concluyó.
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