El futuro de Tierra del Fuego vuelve a estar en el centro de la discusión a partir de los anuncios que proyectan transformar a la provincia en un polo acuícola de gran escala. La propuesta, impulsada desde áreas oficiales, genera entusiasmo en algunos sectores, pero también serias advertencias desde ámbitos académicos y sociales que piden prudencia.
En declaraciones a Radio Provincia, el referente de la Fundación Ushuaia XXI, Julio Lovece, afirmó que “no tengo nada en contra de la acuicultura, incluso coincido en que puede generar beneficios para la provincia. Pero lo que me hace ruido son estos discursos grandilocuentes. Decir que Tierra del Fuego será el polo acuícola más importante de Latinoamérica me parece por lo menos irresponsable”.
Lovece explicó que la falta de planificación integral es el principal problema: “Eso no es planificación. Planificación es cuando todas las áreas están informadas e intervienen en un plan común. Lo que vemos hoy es que salen funcionarios a anunciar proyectos aislados, como si fueran solos de guitarra, y eso termina chocando con otros sectores que también son estratégicos”.
En ese marco, puso como ejemplo la situación de Almanza: “El área de turismo impulsó de manera excelente la Ruta de la Centolla. Es un producto hermoso, sustentable, con un futuro tremendo. Sin embargo, en el mismo lugar tenemos un proyecto industrial de producción de mejillones que está aplastando a los pescadores artesanales”.
Lovece fue categórico: “Decir que Tierra del Fuego puede ser el polo acuícola más importante de Latinoamérica no sólo es irresponsable, sino que además es una fanfarronería inaceptable. Yo quisiera saber qué piensa el área de turismo de esto. ¿Podemos conjugar un desarrollo acuícola de esa envergadura con un turismo de alta gama? ¿Vamos a vender lagos de aguas cristalinas para llenarlos de jaulas salmoneras?”.
El referente recordó que no se trata únicamente de lo ambiental, sino también de la convivencia de actividades económicas: “No estoy diciendo que la provincia tiene que ser todo turismo, sería un irresponsable si pensara así. Pero tampoco podemos desvestir un santo para vestir a otro. Si hipotecamos el turismo, que ya demostró ser una fuente genuina de divisas, vamos a generar un daño irreparable”.
Respecto a la experiencia internacional, Lovece remarcó: “El modelo chileno de salmonicultura es altamente contaminante y genera muchos problemas sociales, culturales y económicos. No podemos repetir ese esquema en Tierra del Fuego. Si necesitamos dólares, el turismo ya los está trayendo, entonces no nos macaneen diciendo que esta es la única salida”.
Por último, insistió en el rol que debe asumir el Estado: “Las políticas las tiene que poner y diseñar el Estado, no los capitales privados. No puede ser que el que invierte sea el que decida dónde, cómo y bajo qué condiciones. Las reglas de juego las debe fijar el gobierno, porque está en juego el desarrollo de la provincia, y eso requiere responsabilidad y coherencia”.
El debate sobre la diversificación productiva queda abierto: ¿cómo incorporar nuevas actividades como la acuicultura sin poner en riesgo la sustentabilidad de sectores consolidados como el turismo y la pesca artesanal? Para Lovece, la clave está en la planificación y en la prudencia: “No es bueno que la desesperación sea la única consejera. Tenemos que pensar el futuro con seriedad, porque de lo contrario hipotecaremos gran parte del mañana”.
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