El secretario general del Centro de Empleados de Comercio de Río Grande, Daniel Rivarola, participó del Congreso Nacional Ordinario de la CGT que ratificó la conducción colegiada y proclamó un nuevo triunvirato: Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros). La Celeste y Blanca se impuso con 1.604 votos; apenas 35 congresales se abstuvieron o votaron en blanco.
Rivarola celebró que la central obrera “se mire al espejo” tras las elecciones del 26 de octubre y trazó una línea de acción: volver a las calles, discutir con firmeza y sostener la unidad. “El Ejecutivo intenta instalar una reforma laboral regresiva; cada derecho conquistado se defiende”, planteó en diálogo radial.
Para el dirigente fueguino, el Congreso dejó dos definiciones centrales. Por un lado, una autocrítica “sin eufemismos” sobre el papel del movimiento obrero y el efecto del resultado electoral. Por otro, la decisión de mantener el esquema tripartito pese a que el Estatuto prevé liderazgo unipersonal. “La conducción colegiada garantiza equilibrios y cohesiona en un clima tenso. Lo importante es que sea de acción y no de escritorio”, subrayó.
Rivarola llamó a “volver a caminar los lugares de trabajo, hablar con la compañerada y recuperar la militancia que el peronismo abandonó al alejarse de la base”. En esa clave, advirtió que el Gobierno “buscará dividir y negociar por sector”. Su receta: una sola voz y respuestas colectivas. “No se frena una ofensiva de esta magnitud con tibieza”, enfatizó.
Sobre la crisis política del peronismo, fue categórico: “El 26 de octubre dejó una lección. Hay que repensarse, modernizar la comunicación y volver a los barrios y a las fábricas”. También cuestionó los cierres de listas: “Los gremios no tuvieron lugar y hoy quienes primero sienten el ajuste son los trabajadores”.
De cara a la etapa que se abre, definió al Congreso como “punto de partida, no formalidad”. Y cerró con un mensaje de trinchera: “Se acabaron las excusas. Convenios, paritarias y derechos se defienden con unidad y coraje. Si el Gobierno quiere avanzar con su reforma, deberá hacerlo ante un movimiento obrero organizado”.
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