La delicada situación que atraviesa el sector industrial en Tierra del Fuego ya no se mide solo en estadísticas: en Río Grande, la textil Sueño Fueguino confirmó el despido de 35 trabajadores —30 temporarios y 5 efectivos— y advirtió que otros 130 empleos podrían estar en riesgo si no cambia el escenario.

La empresa, dedicada a la producción de reconocidas marcas como Danubio, Cannon, Fiesta y Suplesa, tiene prácticamente paralizada su actividad. En sus depósitos se acumulan, según detallaron, 25 camiones con alrededor de 700 toneladas de mercadería terminada que no puede distribuirse ni exportarse por trabas administrativas y aduaneras. Esta inmovilización de stock, aseguran, impide sostener la producción y afrontar en tiempo y forma los salarios.

Los trabajadores despedidos denunciaron la falta de diálogo y la ausencia de instancias preventivas antes de llegar a la cesantía. Varios de ellos cuentan con más de 20 años de antigüedad y son el sostén principal de sus hogares. El malestar social crece en la ciudad, mientras el gremio textil reclama la intervención urgente de los ministerios de Trabajo, tanto provincial como nacional, para preservar los puestos de trabajo.

Desde el ámbito sindical piden la apertura inmediata de una mesa de negociación que reúna a la empresa, al Gobierno y a los representantes gremiales, con el objetivo de reactivar la producción, revisar el régimen promocional y frenar la sangría de empleos. “La industria textil fueguina fue motor de desarrollo durante décadas; hoy necesita respuestas del Estado antes de que la crisis se vuelva irreversible”, plantearon dirigentes locales citados por el medio Mundo Gremial.

En paralelo a este caso emblemático, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) puso números al deterioro fabril en la provincia. Su presidente, Elio Del Re, advirtió que Tierra del Fuego enfrenta un cuadro más grave que el promedio nacional, por su fuerte dependencia del sector industrial y por el impacto de las medidas impulsadas por el gobierno de Javier Milei.

De acuerdo con el informe mensual del Departamento de Estudios Económicos de ADIMRA, la actividad metalúrgica registró en octubre una caída interanual del 4,6%. Si bien se observó un leve repunte mensual del 0,3%, ese avance resulta insuficiente para recomponer los retrocesos acumulados en los meses anteriores. En lo que va del año, el crecimiento del sector es apenas del 0,1%, lo que implica que se perdió prácticamente todo lo recuperado desde mediados de 2024.

El panorama laboral en la provincia es igual de preocupante: desde la asunción de Milei, en diciembre de 2023, se estima que se perdieron alrededor de 10 mil puestos de trabajo, cifra equivalente al 10% de la fuerza laboral de Tierra del Fuego.

Mientras se multiplican las alertas desde las cámaras industriales, el senador electo de La Libertad Avanza, Agustín Monteverde —quien compartió boleta con Patricia Bullrich—, respaldó la política de apertura comercial. En declaraciones a Radio Rivadavia calificó de “disparatadas” las críticas a la liberalización de importaciones y atribuyó los problemas actuales a la “ineficacia productiva” de las empresas.

Del Re, en cambio, insistió en que la mayor apertura, sin red de contención, tiene efectos concretos sobre la industria fueguina. Explicó que el ingreso de productos desde Asia a precios mucho más bajos genera una competencia desleal para las fábricas radicadas en la isla, que deben enfrentar costos logísticos y productivos muy superiores.

A ese flujo se suman mercancías que ingresan por otras fronteras del país y que replican la producción local, agravando la situación del régimen industrial fueguino. “No hablo del contrabando en Tierra del Fuego, pero sí del ingreso por el norte de productos que se fabrican en la isla. Eso termina de perjudicar a las industrias”, advirtió en diálogo con FM La Isla.

El titular de ADIMRA también señaló que la perspectiva puede empeorar si avanzan la baja de aranceles y las modificaciones del régimen productivo fueguino sin una política industrial activa que amortigüe el impacto. Según remarcó, muchos países competidores subsidian fuertemente sus exportaciones, lo que deja a las fábricas locales en clara desventaja. “Queremos competir, pero en igualdad de condiciones. Así es imposible”, sostuvo.

Finalmente, Del Re hizo hincapié en que la crisis industrial no se limita a las plantas fabriles. Cada golpe a la estructura productiva repercute de inmediato en el comercio, los servicios y el entramado social de la provincia. “Cuando se resiente la estructura industrial, se resienten el empleo, el comercio y los servicios. Es un deterioro general que no le sirve a nadie”, concluyó, recordando que en Tierra del Fuego la industria continúa siendo el corazón de la economía local.