
El juicio oral y público por el homicidio agravado de Luis Miguel López Villarroel continuó este lunes en Río Grande con la declaración de Mario Germán Álvarez (45), exesposo de Norma Beatriz Gómez y padre de Sergio y Catalina, quienes también se encuentran imputados. Álvarez, que aquella madrugada llegó a la vivienda tras recibir un llamado, reconstruyó ante el tribunal cómo se enteró de los hechos y qué vio dentro del domicilio de la Margen Sur.
Datos personales y antecedentes
Álvarez relató que trabaja en el rubro de la construcción y que actualmente reside en el barrio La Chacra, junto a su pareja y varios de sus hijos. Dijo no haber tenido inconvenientes previos con la justicia penal, aunque sí presentó en el pasado denuncias vinculadas a situaciones familiares. Contó además que conoció a Norma Gómez desde muy joven y que con ella tuvo cinco hijos.
La noche previa
Según su testimonio, la noche del 2 de febrero de 2024 se encontraba reunido con parte de su familia en su casa. Relató que habían cenado pizzas, tomado vino y jugado a las cartas. Durante ese encuentro, Catalina les contó a todos que estaba embarazada, lo que generó un clima de celebración.
Más tarde, explicó, algunos de sus hijos regresaron a la vivienda de Norma, mientras que él permaneció en su casa. Poco después, recibió un llamado que alteró todo. “Atendió mi pareja y del otro lado una de mis hijas le decía que había un hombre en la casa de su mamá y que la había matado”, recordó.
El camino hacia la casa de Norma
Álvarez relató que salió corriendo de inmediato. En el trayecto se cruzó con su hijo Sergio, que también se dirigía al domicilio, y le indicó que siguiera adelante. “Yo hice un rodeo por otras calles, pero él llegó primero”, señaló.
El ingreso a la vivienda
El imputado explicó que, al llegar, encontró a algunos vecinos y familiares afuera. “Me dijeron que adentro estaba Norma y un hombre. Entonces entré por la ventana del comedor y me fui derecho a la pieza”, relató .
Según su descripción, dentro del cuarto vio a Norma Gómez recostada en la cama, semidesnuda, y a un hombre —a quien después supo que era López Villarroel— sentado contra un mueble, con la espalda apoyada y las piernas estiradas hacia la cama. “Estaba así, recostado, y no se movía. Sofía alumbraba con la linterna del celular”, contó.
Un cuadro impactante
Álvarez afirmó que la escena lo sobrepasó: “No entendía nada. Había tomado vino y estaba nervioso. Vi a la mamá de mis hijos así y me puse mal”. Reconoció que en medio de la confusión golpeó una ventana y se cortó un brazo, lo que lo obligó después a lavarse la sangre en presencia de la policía .
Señaló también que al salir del domicilio se abrazó con sus hijos y golpeó un patrullero en medio de la desesperación. Finalmente, perdió el conocimiento y despertó en el hospital.
La llegada de la policía y la confirmación
Álvarez contó que fue Sergio quien avisó a los efectivos que en la habitación había dos cuerpos. “Ahí nos dijeron que Norma estaba muerta”, recordó. Explicó que fue en ese momento cuando la situación se tornó real para él.
Un padre quebrado
El imputado, visiblemente afectado, expresó que su reacción estuvo marcada por la desesperación y la necesidad de proteger a sus hijos. “Uno defiende a sus hijos, quiere que no les pase nada. Estaba nervioso, muy mal, no podía pensar mucho”, declaró ante el tribunal .
El proceso judicial
Álvarez estuvo detenido durante 14 días tras el hecho y luego fue excarcelado, aunque continuó con el proceso judicial. Su declaración cierra la primera ronda de testimonios de los imputados, en un juicio que promete más jornadas con la participación de alrededor de 30 testigos entre vecinos, policías y peritos.
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