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El duro relató de una madre que perdió a su hijo en el Hospital por Síndrome Urémico Hemolítico: pide concientización

 

Abigail Avendaño es la madre del niño de dos años que en febrero del 2015 fue diagnosticado con Síndrome Urémico Hemolítico en el Hospital Regional Río Grande. La joven madre afirma que la patología fue contraída en el hospital y que a pesar de que el niño debió ser derivado con urgencia, su tratamiento por diálisis fue realizado en el nosocomio, falleciendo días después por un paro cardiaco.

La joven madre, Abigail Avendaño de 24 años recordó su caso en Aire Libre FM, luego que la semana pasada se evidenciaron 3 casos de Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) en niños de 1 y 2 años de edad.

“Se debe concientizar este tipo de casos, los profesionales tienen que hablar más que nada con los padres y madres jóvenes, con las familias porque recién se habla cuando es noticia. Este tipo de enfermedades se tienen que hablar abiertamente por el hecho de que hay muchas personas que no conocen y no saben que existe este tipo de síndrome, hasta que pasa” indicó Abigail, madre del pequeño Naim Tahiel de 2 años, que fue ingresado en un primer momento al sector de observación de la guardia por un cuadro de deshidratación en el año 2015.

“Hace cuatro años, el domingo 22 de febrero yo llevo a mi hijo a la guardia del hospital con un cuadro de deshidratación, los análisis dieron normal y nos dieron el alta el día lunes a las seis de la mañana. Saliendo del hospital mi hijo ya no era el mismo, no caminaba, no reía, no lloraba, no emitía sonidos”. Como consecuencia, ese mismo día por la noche “Lo internan por pediatría y me dicen a las tres de la mañana del martes que mi hijo tenía Síndrome Urémico Hemolítico y tenía que ser derivado, pero me dijeron que iban hacer lo posible acá” comentó la joven.

Por su parte sostuvo que el hospital en esa fecha no contaba con insumos por lo que consiguieron, terapista, anestesista y todo lo requerido para las diálisis. “La pediatra que estaba en ese momento me dijo que tiene que ser derivado de urgencias y al otro día le empezaron a ser las diálisis”.

“El hospital claramente sabían que se había mandado una macana, en la tarde se me acerca un pediatra muy conocido y nos dice “esto fue causa del hospital y si vos tenes que hacer algo, yo voy a declarar”. Me asusté mucho porque no sabía que iba a pasar en ese momento, simplemente creí que el hospital iba hacer lo posible por un bebe de dos años”.

Luego, en sus declaraciones, Abigail Avendaño relató “48 horas después, un jueves a las 11:45 a mí me dan el parte médico que había fallecido y en el papel de defunción decía que había fallecido en mi casa. Yo tuve que volver del registro civil enojada con los pediatras para que me cambien ese papel porque se querían limpiar las manos. Me molesto muchísimo esto, y me sigue molestando” lamentó.

Tras el caso de Naim Tahiel, Abigail resaltó la falta de información por parte de profesionales médicos ante la gravedad de esta enfermedad, “te dicen si cocina bien, lávate las manos y listo, no dicen el por qué se debe hacer. Hace cuatro años desconocía completamente la información, yo era chica y no entendía muchas de las cosas que estaban pasando, porque los pediatras no te explican la gravedad de esta enfermedad. También manifestó “Vas a los hospitales y ves carteleras de absolutamente todo, ¿pero ves un cartel que hable del Síndrome Urémico Hemolítico y como evitarlo?”.

“Por eso mismo quiero hablar de esto, para que se tome conciencia, que se hable, que no se quede solamente en casos que pasan en Río Grande y se derivan a Buenos Aires. Estos tres casos se conocen ahora porque son seguidos, pero ¿por qué no lo hablaron en el primer caso?, cuantos padres que no lo saben y cuantos pediatras que no te lo dicen” exclamó.

Sobre las causas de haber contraído la enfermedad en el hospital dijo “a mí no me dieron respuestas, este doctor que se me acercó fue el único que tuvo un poco de empatía, me cerraron las puertas de terapia intensiva. Vi a mi hijo diez minutos de los cuatro días que estuvo internado, no me dejaban verlo, pasaban un montón de cosas, como cuando el carro de comida podía entrar completamente. Les decía a los pediatras que quería verlo y estar con él, porque lo escuchaba llorar y que me llamaba y lo drogaban con clonazepam, era horrible para mí, cuando yo podía ser quien lo contenía”.

Por ultimo resaltó “En ese momento no tuve las fuerzas para hacerle un juicio al hospital y lamentablemente es tarde, pero me gustaría que la gente sepa las cosas que se escondieron porque se tapan entre ellos”.

 

 

 

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