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Regionales

Hoy la Policía de Tierra del Fuego cumple 134 años

 

Había una vez, hace ya muchos años, un territorio lejano y desconocido, que se encontraba inerme, a merced de cualquier potencia colonialista, que se interesara en él, y Chile, hacia ya mucho tiempo que había pasado el Bio Bio, en su avance hacia el sur.

Así debe haberlo entendido el General Roca, por algo lo llamaban “el zorro”, cuando propició la promulgación de la Ley de Territorios, el año 1884 y dispuso la expedición al sur al mando del Comodoro Augusto Laserre.

Este, con su flota compuesta por los buques, Paraná, Cabo de Hornos, Villarino, Comodoro Py, Patagones y Santa Cruz, entre el 18 de abril, al 26 de septiembre, construye un f aro en el puerto San Juan del Salvamento, en la Isla de los Estados y establece una Subprefectura Marítima en la misma. Continuando al sur, inaugura el 12 de octubre del mismo año la Subprefectura de Ushuaia, fecha ésta que por mucho tiempo, se tuvo como la fundación de la ciudad, hasta que posteriormente, por constancias históricas fue parcialmente modificada.

E1 Teniente de Marina Don FELIX MARIANO PAZ, que se encontraba a cargo de la Subprefectura de la Isla de los Estados, ascendido a Capitán, es nombrado Gobernador por Decreto Nacional del 25 de noviembre de 1884, recibiendo el acuerdo del Senado el 23 de mayo de I885, el Poder Ejecutivo puso el cúmplase correspondiente, el 28 del mismo mes y año.

A él se le debe la ubicación en Ushuaia, de la Capital de Territorio y su división política.

Atento a las leyes de colonización de territorios, el Capitán Paz, procede en Buenos Aires, a legalizar sus proyectos y propone el nombramiento del primer Jefe de Policía, recayendo este, en el Capitán de Infantería de Marina, Don ANTONIO ROMERO, que es nombrado el 12 de mayo de 1885.

Tal vez por influencias personales, Paz consigue convencer a Don LUIS BOTTAZZI, para que lo acompañe en su gestión, y en junio, éste es nombrado por Expte. 3102 del M. del Interior, Comisario de Policía del Territorio.

Se chocaba en esa fecha, con dos inconvenientes serios para la creación de la Policía Territorial, para lo cual ya se contaba con la autorización del P. E.; el Gobernador, si bien tiene la sanción del Senado no ocurre lo mismo con el presupuesto, ya que será tratado posteriormente en el Congreso, en forma global con los nueve flamantes Territorios.

Súmase a esta situación, el desconocimiento general, sobre la Tierra del Fuego, lo que hace que nadie, que esté medianamente ubicado, arriesgue su posición, para viajar tres mil kilómetros hacia un porvenir incierto, donde la misma existencia pueda estar seriamente comprometida.

El 29 de septiembre de 1885, en forma imprevista, renuncia a su cargo el Jefe de Policía Don Antonio Romero, fundando la misma, en compromisos con la fuerza a que pertenece no del todo aclarados.

Luego de algunas vacilaciones, del Capitán Paz, es nombrado LORENZO HERNANDEZ, quien a su vez renunciará por razones de salud, siendo substituido por EMILIANO DE LA FUENTE, quien aparentemente ejerció el cargo durante casi dos meses, sin abandonar la Capital Federal.

Entre tanto, la flamante Gobernación, que aun no cuenta con presupuesto propio y mucho menos con fondo si debe empezar de cero, la erección de toda su infraestructura.

En Ushuaia no hay nada, todo debe llevarse desde la Capital Federal y ya no hay tiempo para licitaciones, así que se efectúan licitaciones privadas entre las firmas más acreditadas, en la construcción, para adquirir casas, galpones, tinglados y materiales para tal fin.

Ajustándose a los menores costos, se compran dos galpones y tres casillas de material ligero, construidas en paneles para ser entregadas en el puerto al costado del barco, donde termina el compromiso de los proveedores.

Tócale al Transporte Nacional Villarino, el traslado del personal y los materiales de la Gobernación, pero a último momento, también debe cargar efectos similares, para la Gobernación de Santa Cruz circunstancia esta, que hace que deba postergar, su salida y además se adicione a la expedición el buque Hércules, perteneciente a una empresa privada.

Por fin zarpan ambas naves y el cinco de febrero de 1886 arriban al puerto de Ushuaia, conduciendo a todo el personal de la Gobernación, más el cuerpo de Policía que está compuesto de la siguiente manera:

Comisario: LUIS BOTTAZZI

Sargento: CARLOS OLANO

Cabos: JUAN MONTOYA - MANUEL GOÑI

Gendarmes: Ceferino Miora - Juan Pessini - Pablo Borgosi - Abraham Jovatti - Ceferino Gatti - Antonio Rodríguez - Angenor Gutierrez - Carlos Vate - Vicente Poglione - Pastor Arguello - Benjamín Castro - José Pedrotti - Guillermo Petti - Zacarías Oleazi - Joaquín Campbell - Juan Sarto - Pedro Gutiérrez.

Creo que el cinco de febrero, podría ser con más justicia el día de la fundación de la Capital del Territorio, ya que este ha tomado vida empezando a funcionar como tal, con la llegada de su Gobernador, su plana mayor y el cuerpo de la Policía Territorial. Inmediatamente comienzan las tareas de descarga en el precario muelle de Ushuaia y a falta de personal especializado, el personal subalterno de Policía, controlado por sus superiores se ocupa de descargar y clasificar los materiales de construcción recién llegados.

En esta tarea comienzan los primeros sinsabores, las casillas no responden a las medidas ordenadas, las puertas principales que debían ser de cedro, son simplemente construidas de pino blanco. Sobran algunos elementos menores y faltan tabiques además las habitaciones son demasiado reducidas para el empleo que se les quiere dar.

Con muy buen criterio el Gobernador, comprendiendo que la temporada de verano se va esfumando inexorablemente, decide utilizar la madera que puedan dar los bosques circundantes, afortunadamente, además del carpintero de la Gobernación, entre el personal policial, hay algunos con conocimientos de carpintería y herrería. Se pone manos a la obra y comienzan a caer los primeros árboles fueguinos, en un improvisado aserradero, donde se producen tablas y tirantes, con una sierra portuguesa.

En la incipiente ciudad, no se producen delitos y salvo algún incidente, debido a la convivencia en tan precaria situación, todo se desarrolla satisfactoriamente.

A los demandados, se les ordena ir a trabajar en el volteo de rodizos y el derroche de energías, trae la tranquilidad.

En el mes de agosto, con el ascenso de Don LUIS BOTTAZZI, a Jefe de Policial queda vacante el cargo de Comisario, para el cual es propuesto Don FEDERICO WALTON, quien a su vez asciende, el veinte de septiembre.

Entre tanto, en el Departamento de San Sebastián, en la zona norte del Territorio, el sector más extenso y menos vigilado de la Isla, comienzan a afluir de distintas latitudes, toda clase de aventureros, atraídos por las posibilidades auríferas de la región. Con ellos, aparece el ingeniero rumano, JULIO POPPER, quien llega desde Porvenir (Chile) en viaje de exploración. Este personaje, culto, elegante, brillante polemizador, se instala en el paraje denominado \"El Páramo”, donde funda la Compañía Anónima, Lavaderos de oro del Sur, en la que figuran accionistas, de la talla de Bernardo de Irigoyen, José María Ramos Mejia, Joaquín M. Cullen, Alfonso Ayerza, Tomas Le Breton, Rafael Ruiz de los Llanos y otros.

Con este formidable apoyo político y un afán desmedido de poder, no tarda en romper lanzas contra el Gobernador Paz y en boicotearle sistemáticamente todas sus iniciativas.

 

 

Después de distintos distanciamientos, distensiones y treguas, Popper, aprovechándose de algunas escaramuzas que ha tenido en E1 Páramo, con indios, cuatreros y buscadores de oro, consigue que el Gobierno Central, autorice la instalación de una Comisaría de Policía en esa jurisdicción y nombre a su hermano MAXIMO POPPER, Comisario

La citada Dependencia que es la primera en la zona norte, del Territorio, comienza a funcionar como tal, el 20 de abril de 1888, quedando bajo su custodia el sector comprendido entre el Cabo Espíritu Santo y el río Juárez Celman (hoy Río Grande).

 

El Gobernador Paz, tratando de ganar distancias y rescatar de influencias extrañas el ejercicio de la seguridad territorial, ya el doce de diciembre del mismo año, se dirige al Ministerio del Interior, solicitándole la suma de tres mil pesos nacionales para la adquisición de materiales de construcción, destinados a una nueva Comisaría, de propiedad estatal, ya que la otra estaba funcionando en una casa, de propiedad del establecimiento, liderado por Julio Popper, con la consiguiente intromisión de éste en las tareas oficiales. Al Ministerio del Interior, la nota solo le merece un desganado \"Resérvese hasta su oportunidad” y pasa al archivo. Probablemente por razones de salud, renuncia Máximo Popper y el 15 de abril de 1889 es nombrado en su reemplazo JOSE PORCEL, que era un empleado de los lavaderos de oro, este luego de cinco meses renuncia a su vez y se designa misario de San Sebastián a Don RAMON LUCIO CORTES.

Este joven Jefe de treinta y un años, sumamente apreciado y respetado por todos, da a la Comisaría de San Sebastián la perfecta dimensión en cuanto a su funcionamiento y manejo, podría decirse que con él nace la verdadera Policía Territorial en función específica y jerarquía real.

Entre tanto desde Ushuaia se sigue insistiendo ante el Ministerio del Interior, sobre la urgente necesidad de un edificio propio para la citada dependencia.

Ya el año 1890,se hace más notoria la falta de medios, para dar cumplimiento a las tareas, que la evolución del tiempo va imponiendo, inexorablemente, a todas las expresiones de la vida en la Isla.

El ocho de marzo llega a San Sebastián, la comisión encabezada por el Agrimensor JULIO V. DIAZ, quien tiene instrucciones de la Oficina de Tierras y Colonias, para mensurar quinientas leguas cuadradas a partir del Cabo Espíritu Santo descendiendo hacia el Río Grande.

Por error en los tiempos de mareas, Díaz no solo pierde parte de sus víveres, sino que también arruina buena parte de su delicado instrumental de mensuras.

Los víveres le fueron repuestos por el establecimiento de Julio Popper y la Comisaría le proveyó de las cabalgaduras necesarias, además el Comisario Cortes le ayudó Cabo PABLO CASANDEY y los agentes ANTONIO PEREZ y JOSE HAHEWE. Estos con el, resto de la comisión anduvieron más de cuatrocientos kilómetros, sin ver más gente que la que había en San Sebastián, yo en la Bahía Buen Suceso, la comisión se embarca en el transporte Ushuaia y el personal policial debió retornar a caballo a San Sebastián. El Cabo Casandey falleció a causa del frío y el agente Pérez debió ser auxiliado en las inmediaciones de la Comisaría, solamente Hahewe resistió bien la larga marcha de regreso. Se mensuraron, un millón, doscientos treinta y dos mil hectáreas, cuarenta y tres aéreas y cuatro metros cuadrados. Podemos decir sin temor a exagerar que sin el aporte de estos modestos policías, encargados de la defensa movilidad, cuidado de la caballada y baquía para orientarse sobre el terreno, es muy difícil que la comisión hubiera conseguido éxito, en la larguísima marcha que debió

efectuar en una zona agreste e inhóspita, con el peligro latente de los encuentros con los indios, cuyas intenciones fueron siempre muy difíciles de predecir.

Tras la renuncia del Gobernador Paz, por Decreto del 23 de abril de 1890 accede a la Gobernación del Territorio el Doctor Mario Cornero, cirujano mayor de la Armada, quien recibe el acuerdo del Senado de la Nación, el 23 de junio confirmándolo en el puesto.

Este funcionario asumió el cargo, con más entusiasmo que talento, según se desprende de sus actuaciones posteriores, que si bien legitimas, como su oposición a los desbordes del ingeniero Julio Popper, carecieron de la agudeza necesaria, para evitar ser desbordado a su vez.

Reaccionó Popper echando mano a todas sus influencias en la Capital Federal, para tratar de remover al funcionario, llegando hasta proponer anexar a la Tierra del Fuego a Santa Cruz, para abaratar los costos de la Administración Pública.

A raíz de sus denuncias, el Gobernador Cornero, fue investigado y aunque salió incólume del paso, al demostrarse la honestidad de sus procederes administrativos, desilusionado y cansado, renuncia en 1893.

A pocos días de su alejamiento, el 6 de junio del mismo año, falleció repentinamente en Buenos Aires, el ingeniero rumano Julio Popper.

Para la Policía, fue un período negativo, donde salvo algunas mejoras en la Comisaría de San Sebastián, no se obtuvo la actualización, ni el equipamiento logístico que la evolución del Territorio exigía perenteroriamente, iniciándose algunas aventuras, como el traslado de la Subprefectura de Ushuaia, a la Bahía Buen Suceso y la fundación de una Comisaría en Bahía Slogget, a cargo del Comisario Mariano Tello y tres agentes.

Esta Dependencia, fundada evidentemente, en beneficio de la tranquilidad de una empresa maderera, con una ocupación de aproximadamente ciento cuarenta hombres, así como el cambio de la nomenclatura del lugar, hecha con un dudoso sentido de la ética, fueron como se documenta seguidamente, de una efímera duración en copia fiel del libro de actas de la comisaría de Slogget, donde se ha respetado tanto las faltas de ortografía, como la modalidad de escribir de la época.

Finalizada la aventura de Slogget, el 25 de febrero de 1892, el Comisario Tello, fue nombrado Jefe de Policía, en lugar de Pedro Grillo, quien había ocupado interinamente el cargo pero al finalizar el alto, Tello renuncia y se ausenta definitivamente del Territorio.

Lo sucedió en la Jefatura de Policía el Comisario Ramón Lucio Cortés, quien asumió el 12 de enero de 1893. Ese mismo año, se nombra el primer Juez de Paz y Jefe del Registro Civil de San Sebastián, honor que le cupo a Don Honorio Ponce. El espacio físico para que pudiera funcionar como tal, debió ser cedido por la Comisaría, utilizándose una habitación de la misma, para alojamiento y oficina del Juzgado.

Con la asunción de la Jefatura, comienza, tal vez para Cortés, la parte más activa de su carrera, hasta el punto, que el día que iba a contraer enlace con Doña Angélica Sánchez Caballero, una de las primeras maestras de Ushuaia, debió abandonar la ceremonia, para ir a auxiliar a la gente de la estancia Harberton, que había sido sitiada por el Cacique Copelo, con una banda de aborígenes alzados.

Convocados rápidamente, Policías y voluntarios civiles, se embar

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