
Javier Soldani asume en 1897 como el primer Juez de Paz de la novel Río Grande. En su pasado había cumplido su función en la primera Comisaría ubicada en San Sebastián, allí en ese entonces funcionaba como Juez Alejandro Mac Lennan, antiguo administrador de la estancia ‘La primera Argentina’.
Soldani tiene un historial de trabajo lo bastante amplio, había trabajado en la Misión de Nuestra Señora de la Candelaria, la cual se incendió en 1996. Bajo este suceso debieron trasladarse a las instalaciones de la estancia “La primera Argentina” ubicada en la margen sur. Finalmente, para el 97, desarrollaría su función en el margen norte cercano al río Grande.
Luego de años de efectuar su labor como trabajador de la administración pública, decide retirarse de su puesto a un año de adquirirlo, para emprender y fundar el primer comercio del entonces pueblo. Colocará en 1898, el primer boliche o almacén de ramos generales, un espacio de reunión y encuentro de los trabajadores de las estancias, peones, viajeros, policías, entre otros.
El boliche llevaría el nombre “El Cañón”, el cual se ubicaría cercano a la calle El Cano y Newbery, en cercanías de la Comisaria. El espacio mantuvo por siete años su mismo dueño, hasta la llegada de Don Francisco Bilbao, quien era muy amigo y socio de José Menéndez.
Este último con la idea de monopolizar los establecimientos rurales y a su vez el comercio local, va a persuadir sus influencias. Tiempo después los peones y estancieros empiezan a reproducir en las charlas cotidianas el apodo “el almacenero”, lo que indicó que Soldani le había vendido el primer comercio a Bilbao, quien lo trabajó por muchos años.
Tras siete años, vendió el lugar a los señores Mendizábal para convertirse en el primer encargado de la estafeta postal en 1914, sitio ubicado cerca de la comisaría, el almacén y su propia casa
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