
En Río Grande, cada vez más personas recurren a las parroquias en busca de ayuda: alimentos, ropa, higiene y contención. En diálogo con Radio Fueguina, el padre Iván Bressan, de la Parroquia Sagrada Familia, confirmó que en el último tiempo se duplicó el número de personas que acuden por asistencia.
“Alguna vez fue una persona a pedir ayuda, y ahora son 20”, graficó el sacerdote en una entrevista en la que describió la creciente demanda social. “Hasta el año pasado eran aproximadamente 10 jóvenes y adultos que venían; hoy se han duplicado, son personas que no conocíamos”, explicó.
Según detalló, muchas de estas personas se encuentran en situación de calle o en contextos de vulnerabilidad extrema, como enfermedades mentales o consumos problemáticos. Desde la parroquia, intentan brindar ayuda de diversas maneras: “Ofrecemos alimentos, ropa, artículos de limpieza, e incluso la posibilidad de bañarse dos veces por semana”, indicó.
Además, la iglesia sostiene la entrega de 140 módulos alimentarios mensuales con la colaboración de Cáritas y de vecinos solidarios. “Un tercio del dinero con el que compramos los alimentos proviene de la venta de ropa que nos donan, otro tercio es de aportes directos que nos hace la gente, y el resto llega por transferencias a la cuenta de la parroquia”, explicó Bressan.
También señaló que otras iglesias, tanto católicas como evangélicas, hacen un gran trabajo en los barrios más postergados. “En la parroquia Don Bosco, en la Margen Sur, se asiste a unas 300 familias. También ayudan mucho desde el Sagrado Corazón, la Virgen del Carmen y otros espacios de fe”, comentó.
Consultado sobre si reciben ayuda nacional, Bressan fue claro: “No recibimos aportes del Estado. Preferimos que sea la comunidad la que aporte lo que puede. No es por rechazar ayudas institucionales, pero creemos en la solidaridad desde lo local”.
Por otra parte, mencionó que, en casos extremos, como la llegada de migrantes sin techo, desde la parroquia a veces se cubre uno o dos días de hospedaje en hostales, hasta que puedan acceder a programas de asistencia municipales o provinciales.
“Ellos también quieren ganarse algo, así que si podemos, les ofrecemos changuitas: separar botellas, tapitas, o tareas mínimas en el proyecto de reciclado de la parroquia”, sostuvo el padre.
Finalmente, reflexionó sobre la cruda realidad: “Gracias a Dios no tenemos tantas situaciones extremas como en otras provincias donde murieron 63 personas en situación de calle en lo que va del año. Pero sí, acá en Río Grande, se ha duplicado el número de personas que piden ayuda. Es un signo claro de cómo está la situación social”.
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