
Este 30 de junio, la Prefectura Naval Argentina conmemora 215 años de historia al servicio de la Nación, reafirmando su rol como una de las instituciones más antiguas y esenciales en la protección de los intereses nacionales en el ámbito marítimo, fluvial y lacustre.
Fundada en 1810, tras la designación de Martín Jacobo José Thompson como primer Capitán de Puerto del Río de la Plata mediante un decreto firmado por Mariano Moreno, la Prefectura se consolidó como la Autoridad Marítima del país. Desde entonces, ha sostenido una trayectoria ininterrumpida al resguardo de la soberanía argentina en sus aguas.
Actualmente, la Fuerza depende del Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por la Dra. Patricia Bullrich, y está al mando del Prefecto Nacional Naval, Prefecto General Guillermo Giménez Pérez, acompañado por el Subprefecto Nacional Naval, Prefecto General Alejandro Annichini. Con un despliegue de cerca de 20.000 efectivos distribuidos en todo el territorio nacional, la Prefectura cumple funciones vitales en múltiples áreas.
Entre sus principales responsabilidades, se destacan las tareas de búsqueda y rescate —interviene en más del 99% de los operativos en aguas jurisdiccionales—, la protección del medio ambiente, el control del tráfico marítimo y la prevención de la pesca ilegal en la Zona Económica Exclusiva Argentina. Para ello, cuenta con medios aéreos, marítimos y costeros de última generación, además del Sistema Guardacostas, que permite un monitoreo constante y eficaz.
Asimismo, la Prefectura Naval Argentina cumple una función clave en el control de la flota pesquera nacional, colaborando con la autoridad de aplicación en materia de pesca para asegurar el cumplimiento de la legislación vigente, la seguridad de la navegación y la preservación del medio ambiente. Esta labor, muchas veces silenciosa, es el reflejo concreto del juramento que cada prefecto realiza al izar la Bandera por primera vez: defender la Patria hasta perder la vida, si fuera necesario.
En su rol de Autoridad Marítima, la Institución no solo garantiza el orden legal en nuestras aguas, gestionando la inscripción de buques, la habilitación del personal navegante y fiscalizando operaciones en mar y puertos; también vela por que cada embarcación extranjera que arribe a nuestras costas respete las leyes nacionales y los estándares internacionales de seguridad y protección.
Pero su misión va más allá de la normativa. La Prefectura está en la primera línea contra delitos complejos como el narcotráfico, la trata de personas y el contrabando. Sus unidades especiales —la Agrupación Albatros y la Agrupación Guardacostas— encarnan ese espíritu de entrega y coraje, dispuestas a actuar donde otros no pueden llegar.
Y donde termina la tierra firme, comienza otro tipo de heroísmo: el de los hombres y mujeres del aire, que con temple, destreza y profundo sentido del deber han salvado centenares de vidas en arriesgadas aeroevacuaciones desde barcos mercantes y pesqueros, enfrentando tormentas, frío extremo y condiciones límite. Su accionar no es solo profesionalismo, es la más noble expresión del compromiso de proteger al prójimo, incluso en los momentos más adversos.
Reconocida a nivel regional e internacional, la Prefectura Naval Argentina ha sabido adaptarse a los desafíos del presente sin claudicar en su esencia. Hoy, en este nuevo aniversario, cada uno de sus hombres y mujeres rinde homenaje a quienes los precedieron y renueva, con emoción y firmeza, su juramento dado a la Nación: servir, proteger y, de ser necesario, entregar la vida por la Patria. Porque ese es el verdadero sentido del uniforme que visten, del juramento que hicieron, y del legado que, día a día, honran con hechos al servicio de la Nación.
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