Marcelo Agüero, conocido por sus impresionantes gestas de fe, emprendió un desafío tan ambicioso como inspirador: recorrer a pie alrededor de 4000 kilómetros desde Ushuaia hasta Salta, atravesando el extenso territorio argentino con la firme convicción de llevar un mensaje de paz. Estima completar la travesía en unos dos meses, justo a tiempo para participar del inicio de la novena del Señor y la Virgen del Milagro el próximo 6 de septiembre.

El peregrino salteño ya tiene experiencia en este tipo de hazañas. El año pasado caminó desde Concordia hasta Salta, cubriendo 1700 kilómetros en apenas 21 días. Sin embargo, esta vez su objetivo es aún más desafiante, y cuenta con un seguimiento internacional: “En marzo me contactaron desde Estados Unidos al saber que iba a unir Ushuaia con Salta caminando. Ya me entregaron el rastreador satelital para verificar el trayecto y así poder establecer el Récord Guinness”, relató con entusiasmo.

Lo sorprendente de Marcelo es su forma simple de encarar semejante empresa. No lleva grandes provisiones ni un equipo sofisticado. “Soy peregrino, no me preparo. Camino. Avanzo a un ritmo de unos 9 kilómetros por hora y suelo hacer hasta 80 kilómetros diarios. Paro en estaciones de servicio o en algún pueblo para cargar el celular y continúo”, explicó.

El clima patagónico, con sus vientos gélidos, lluvias y nevadas, será sin dudas uno de los mayores obstáculos, pero Marcelo asegura que confía en la providencia para superar cualquier adversidad. “Ya me esperan en Santa Cruz y Chubut. Eso me da fuerza para seguir. No lo hago por mí: lo hago por mis hermanos, por el país y para que terminen las guerras en el mundo”, expresó con convicción.

Sus motivaciones son profundas. Recordó que su camino como peregrino comenzó hace más de 15 años, cuando su abuela enfermó. Desde entonces, su andar tiene un único equipaje: “Solo llevo una mochila con coca, suero, gasa, cinta, crema, átomo, un pantalón y un buzo”.

Antes de partir desde Ushuaia, Agüero quiso dedicar unas palabras de gratitud a todos los que lo acompañan en esta aventura: “Agradezco a la familia Bueno, a Iris y al Hostel Callejeros, que me recibieron con tanto cariño acá en el Fin del Mundo. Y también a toda esa gente que se suma, me da la mano y camina conmigo aunque sea un tramo”.

Así, con la fe como motor y un objetivo que trasciende lo personal, Marcelo Agüero avanza paso a paso rumbo a su Salta natal, llevando consigo un mensaje de resiliencia y unidad para todos los argentinos.