La posible vuelta al servicio activo del subcomisario Eric Gonzalo Paredes generó un fuerte rechazo dentro de la propia fuerza policial y encendió todas las alarmas entre organizaciones que acompañan casos de violencia de género. Según trascendió, la Jefatura de Policía evalúa permitir su reincorporación con el uso de una tobillera electrónica, mientras continúa imputado por lesiones agravadas, privación ilegítima de la libertad y violencia de género contra su expareja.

Paredes fue detenido en febrero del año pasado y excarcelado en septiembre, cuando se dispuso una prohibición de acercamiento de 500 metros hacia la víctima, también integrante de la institución. Actualmente la mujer cuenta con un botón antipánico ante cualquier eventual acercamiento del imputado.

El abogado de la víctima, Maximiliano Palladino, calificó la eventual reincorporación como “una revictimización intolerable” y advirtió que, de permitirse el retorno, se abriría un precedente inédito en la provincia.

Para el letrado, el problema no se limita al ámbito administrativo. Subrayó que el regreso del subcomisario podría exponer a la denunciante al riesgo de cruzarse con su agresor dentro de su propio lugar de trabajo, transformando una medida judicial de protección en una mera formalidad.

Palladino remarcó además lo insólito del escenario, ya que Paredes incluso podría ser asignado a la misma división encargada de controlar dispositivos electrónicos de restricción, lo que equivaldría a “controlarse a sí mismo”.

En una presentación elevada ante el tribunal que lleva la causa, el abogado señaló que permitirle el acceso a armas, sistemas informáticos y al ámbito institucional vulnera toda normativa vigente orientada a evitar la revictimización.

Finalmente, cuestionó de forma enfática la falta de coherencia institucional: “mientras el Estado habla de perspectiva de género, evalúa devolverle uniforme y poder a una persona acusada de ejercer violencia sobre su pareja”, expresó.