
La empresa Newsan Food continúa avanzando en su proyecto de producción industrial de mejillones en el Canal Beagle, una iniciativa que comenzó hace casi seis años de manera artesanal y que hoy busca consolidarse a escala industrial. El gerente de la empresa, Fabio Delamata, explicó los detalles del proceso y los desafíos que enfrenta esta actividad, que combina innovación, sostenibilidad y proyección económica.
“El emprendimiento comenzó como algo experimental, trabajando junto a especialistas chilenos y socios locales. Hace dos años decidimos ir por algo más industrial, porque el mejillón tiene un ciclo largo y su producción a pequeña escala no es rentable”, explicó Delamata. El ciclo de vida del mejillón, desde la fecundación hasta que alcanza tamaño comercial, puede superar los 24 meses, y depende de factores naturales como la sincronización del desove de machos y hembras y la disponibilidad de lugares donde las larvas puedan asentarse.
La empresa trabaja con bancos naturales de mejillón y utiliza estructuras artificiales para que las larvas se adhieran y crezcan. Luego, las semillas son trasplantadas a zonas con mayor disponibilidad de nutrientes, donde continúan su desarrollo hasta alcanzar el tamaño ideal para la cosecha.
En cuanto al impacto ambiental, Newsan Food realiza estudios junto al CONICET y el CADIC, con análisis mensuales que buscan garantizar que la actividad no afecte el ecosistema. “El mejillón es un animal filtrador: absorbe lo que hay en el agua, por lo que no contamina, sino que se ve afectado por la contaminación existente. Hasta ahora, todos los análisis son negativos y demuestra que se trata de un proceso sostenible”, aseguró Delamata.
Actualmente, la empresa cosecha unas 500 toneladas, que luego se procesan en la planta Crustáceos Tierra del Fuego en Ushuaia, adaptada para la industrialización del mejillón. A pesar de la escala todavía limitada, la actividad genera empleo: unas 20 personas en El Mansa y 20 en la planta de procesamiento, con proyección de crecimiento a medida que se incrementen las concesiones y la inversión.
Delamata también destacó los desafíos económicos de la actividad: “Se requieren inversiones millonarias bajo condiciones difíciles, como energía y calefacción, y el negocio solo es rentable a gran escala. Sin embargo, estamos orgullosos de ser el único proyecto de la amplitud de la matriz productiva vigente en la provincia”.
La iniciativa no solo busca posicionar a Tierra del Fuego en el mercado de los productos del mar, sino también demostrar que la acuicultura puede desarrollarse de manera sostenible y respetuosa con el ecosistema del Canal Beagle.
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