
La jornada posterior a las elecciones nacionales trajo consigo un sacudón en el mercado cambiario y dejó a la actividad turística de Tierra del Fuego en un escenario de incertidumbre. La suba del dólar, que superó los $1.400, y el encarecimiento de los insumos ponen en jaque la rentabilidad de los hoteles y restaurantes de la provincia.
Un sector obligado a adaptarse
José “Pepe” Recchia, presidente de la Cámara Hotelera Gastronómica, describió la situación con ironía: “En este país vivimos entrenados para los cambios bruscos. Nos encantaría relajarnos alguna vez, pero creo que nunca vamos a poder. Como dice el dicho: cocodrilo que se duerme, es cartera”.Recchia remarcó que el turismo no se planifica de un día para otro, sino con un horizonte de entre 12 y 18 meses. Sin embargo, en la Argentina las reglas de juego cambian constantemente. “Podés tener 90% de ocupación en un hotel y aun así no cubrir los costos por el aumento de los insumos”, ejemplificó.
Costos que suben y tarifas que no acompañan
Uno de los principales problemas es la imposibilidad de trasladar la suba de los insumos a las tarifas. “Para equilibrar cuentas tendríamos que cobrar al menos un 20% más, pero si hacemos eso perdemos competitividad frente a otros destinos”, explicó.Otro punto crítico son los pasajes aéreos. Según Recchia, un ticket de última hora a Buenos Aires puede costar hasta un millón de pesos. “Esto no solo afecta al turista: lo sufre el fueguino que necesita viajar por una emergencia. Somos una provincia aerodependiente y no contamos con tarifas diferenciales”, advirtió.
Expectativas y diálogo con Nación
El dirigente señaló que existe contacto con el Gobierno nacional. Incluso mencionó una conversación con el secretario de Turismo, Daniel Scioli, quien propuso medidas para atraer visitantes de India y China. Sin embargo, Recchia fue categórico: “Eso está bien a largo plazo, pero lo urgente es resolver la situación interna: la rentabilidad, los costos y la presión sobre las pymes”.De cara a la temporada de verano, el sector mantiene expectativas moderadas. Se estima que la ocupación podría rondar entre el 60 y 70%, aunque la preocupación central pasa por la falta de margen de ganancia.
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