
El secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado, Luis Sosa, manifestó su preocupación por el futuro de los trabajadores de YPF en medio del traspaso de áreas a una nueva operadora, cuyo nombre aún no fue confirmado oficialmente. En declaraciones radiales, el dirigente reclamó un lugar en la “mesa chica” donde se discuten las condiciones de este proceso y advirtió que, de no ser convocados, “se avecinan problemas graves”.
Sosa señaló que la incertidumbre domina entre los trabajadores y cuestionó que circulen versiones sin fundamentos sobre quién será la empresa que asumirá la operación: “Se habla mucho, pero nadie sabe qué pasará con los compañeros de YPF ni con los convenios vigentes. Eso genera desinformación y ansiedad”, expresó.
El gremialista aseguró que ni la compañía estatal, ni el gobernador, ni la supuesta nueva operadora lo convocaron a participar de la mesa de negociación. “Estamos manteniendo reuniones en Buenos Aires con representantes de YPF, que también quieren estar en esa mesa junto conmigo. Si no nos juntamos, el conflicto lo va a sufrir YPF, la nueva operadora y también el gobierno de la provincia”, afirmó.
Además, reprochó a la dirigencia política provincial y a los legisladores por no acompañar al sindicato en este proceso. “Ninguno se acercó a nuestro gremio, salvo un concejal, el compañero Bogado, que al menos tuvo la deferencia de escucharnos”, criticó.
El dirigente vinculó la coyuntura del sector con la inestabilidad económica nacional. Mencionó que los recientes reveses del gobierno en el Congreso provocaron movimientos en el tipo de cambio que complican a la industria hidrocarburífera, la cual depende de maquinaria importada.
Sosa también hizo referencia a la situación de Roch, empresa que atraviesa un déficit económico desde que YPF le retiró la boya de carga. “Hoy gastan cifras millonarias enviando petróleo a Chile. Pusieron fondos para el gasoducto, pero YPF se desentendió”, señaló.
El dirigente insistió en que la prioridad es garantizar los puestos laborales y las condiciones de los trabajadores. “Yo sé qué queremos negociar. No puedo aceptar que el gobierno me pida tranquilidad cuando mis compañeros me transmiten todo lo contrario”, concluyó.
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