
La despensa El Sol, uno de los comercios más antiguos de Río Grande, fue declarada de interés histórico y cultural por su aporte a la identidad y memoria colectiva de la ciudad. El reconocimiento, aprobado mediante un documento parlamentario, resalta la importancia de este negocio como símbolo del crecimiento y el espíritu comunitario del pueblo fueguino.
Fundada hace siete décadas por José Ojeda y Otilia Barrientos, El Sol comenzó como un pequeño comercio pensado para abastecer al campo. Rosa Garay, quien hoy administra la despensa y trabaja allí desde 1978, rememora aquellos tiempos iniciales: “Era un local chico, vendíamos desde vinos en damajuana hasta galletas sueltas y manteca traída de Ushuaia”.
La despensa no solo ha sido un punto de referencia comercial, sino también un espacio de encuentro y confianza. Desde sus inicios, aplicó el sistema de compras a crédito mediante libretas, una práctica muy común en la época. “Todos los negocios compraban a don José. La gente confiaba y siempre cumplía. Nunca recuerdo que alguien no haya pagado a fin de mes”, relata Rosa.
Este comercio, ubicado en la esquina de las calles Fagnano y Alberdi, trascendió su rol comercial y se convirtió en un pilar social para la comunidad. Su ambiente familiar ha permitido que muchas generaciones formen un vínculo especial con el lugar. "Aquí no solo vendemos productos, también escuchamos a la gente, siempre priorizamos el diálogo y la cercanía", expresa Garay.
El reconocimiento llega en el marco del 70º aniversario de la despensa El Sol, un verdadero ícono de la historia riograndense. La declaración parlamentaria destaca cómo este pequeño negocio simboliza la evolución de una comunidad que comenzó con esfuerzo y compromiso, valores que continúan vivos en su labor diaria.
A lo largo de los años, El Sol ha sabido adaptarse a los cambios sin perder su esencia. “Muchos vuelven después de años porque recuerdan la calidez del lugar. Nosotros vivimos de esto, pero lo importante siempre son las personas que vienen”, agrega su administradora.
Hoy, la despensa El Sol representa mucho más que un comercio: es un símbolo de identidad, trabajo y unión comunitaria en Río Grande. Su historia, forjada con dedicación y confianza, permanece como testimonio de una ciudad que creció con ella y a su alrededor.
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