
Con una bicicleta y un pequeño carrito, Víctor Hugo Guerrero, oriundo de San Juan, arribó a Río Grande en el marco de una travesía que inició hace dos años y cuyo objetivo final es llegar a las Islas Malvinas para rendir homenaje a los veteranos de guerra.
Desde que comenzó su recorrido, Guerrero ha atravesado distintas provincias del país, visitando monumentos, centros de excombatientes y museos. En cada parada comparte charlas y experiencias con veteranos, convencido de que “Malvinas no es solo el 2 de abril, Malvinas es todo el año”.
En su paso por Tierra del Fuego, visitó el Centro de Veteranos de Malvinas en Río Grande y el museo, y tiene previsto acercarse al monumento a los caídos. Luego continuará viaje hacia Tolhuin y Ushuaia, donde completará la etapa fueguina de su recorrido antes de emprender el regreso al continente.
“Yo no pienso parar hasta llegar a Malvinas. Ellos se merecen mucho más que este humilde homenaje. Mi intención es plantar la bandera argentina en Darwin, donde debe estar”, expresó con emoción.
El viaje no ha estado exento de dificultades: el clima, las nevadas y el esfuerzo físico han sido constantes desafíos. A esto se suma la meta económica de reunir el dinero necesario para costear el viaje a las islas, estimado en unos 4,5 millones de pesos. “No pido que me regalen nada, solo que me den trabajo. Con esfuerzo sé que lo puedo juntar, como lo hice con los trámites del pasaporte”, señaló.
El homenaje también tiene una carga personal. Guerrero contó que su hijo, fallecido tiempo atrás, le dejó una carta en la que le pedía no abandonar esta travesía. “Él me cuida desde arriba. Cumplir este sueño también es cumplir el suyo”, confesó entre lágrimas.
Tras dos años de recorrido y miles de kilómetros pedaleados, Víctor Hugo Guerrero mantiene intacta su convicción: llegar a Malvinas, abrazar a los veteranos y plantar la celeste y blanca en suelo isleño como símbolo de memoria y soberanía.
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