
Este 5 de julio se cumplen dos años desde que Uber comenzó a operar en la ciudad de Río Grande, marcando un antes y un después en el sistema de transporte local. Fue el 5 de julio de 2023 cuando la plataforma desembarcó simultáneamente en las tres ciudades fueguinas: Río Grande, Ushuaia y Tolhuin, abriendo el debate sobre el rol de las aplicaciones digitales en el servicio público de transporte.
En su primer año de funcionamiento, Uber logró captar el interés de cientos de vecinos que vieron en la aplicación una herramienta útil para movilizarse con mayor disponibilidad y, en muchos casos, a costos más accesibles que los taxis o remises tradicionales. En julio de 2024, ya había más de 700 choferes registrados en Río Grande, de los cuales entre 300 y 340 prestaban servicio de forma regular.
Uno de los casos más destacados fue el de un conductor que completó más de 11.000 viajes en su primer año, lo que evidencia la fuerte demanda por parte de los usuarios. Muchos trabajadores independientes encontraron en Uber una salida laboral, aprovechando la posibilidad de administrar sus horarios con mayor libertad.
La llegada de Uber no estuvo exenta de polémica. Desde sus primeras semanas, taxistas y remiseros manifestaron su rechazo, denunciando una competencia desleal y exigiendo al municipio mayor control. Sin embargo, en diciembre de 2023, el Juzgado Correccional de Río Grande dictó un fallo clave: declaró inconstitucional la ordenanza municipal que prohibía el uso de aplicaciones de transporte, y anuló las multas impuestas a los choferes. En esa sentencia, la Justicia exhortó al Concejo Deliberante a avanzar con una regulación específica que contemple el nuevo escenario del transporte urbano.
Actualmente, esa reglamentación aún no ha sido aprobada. Si bien el tema sigue en discusión dentro del cuerpo deliberativo, el municipio presentó una apelación al fallo, lo que mantiene la situación en una especie de “zona gris”: Uber funciona, pero no cuenta con una habilitación formal ni está regulada por ordenanza.
Durante estos dos años, Uber no sólo creció entre los choferes independientes. Según estimaciones del sector, alrededor del 70% de los taxis y remises tradicionales en Río Grande también se adaptaron al uso de plataformas digitales, incluyendo la propia Uber u otras aplicaciones similares, en un intento por no perder pasajeros y seguir siendo competitivos.
El impacto de la plataforma también se refleja en las encuestas de opinión: más del 80% de los vecinos apoya la presencia de Uber en la ciudad, valorando sobre todo su disponibilidad, rapidez, y precios razonables.
Río Grande vive hoy un modelo híbrido de transporte. Conviven choferes de Uber, taxis que usan apps para conseguir viajes, remiserías tradicionales y usuarios que eligen según conveniencia. En ese contexto, la ausencia de una regulación clara genera tensiones y mantiene al servicio en una situación irregular.
Conductores destacan la posibilidad de manejar sin intermediarios, con flexibilidad horaria y contacto directo con los pasajeros. Del otro lado, representantes del transporte convencional sostienen que Uber debería cumplir con los mismos requisitos que los servicios habilitados: seguros, licencias, revisiones técnicas y controles municipales.
A dos años del inicio de sus operaciones, Uber ya está instalada en el día a día de muchos riograndenses. Pero su futuro dependerá en gran medida de lo que defina el Concejo Deliberante y de la capacidad del municipio para adaptarse a las nuevas formas de movilidad urbana. El debate no es sólo sobre una app, sino sobre cómo se construye un sistema de transporte justo, moderno y eficiente, que contemple tanto los derechos de los trabajadores como las necesidades de los usuarios.
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