
Se trata del caso de un avión sanitario que se estrelló en el aeropuerto de Río Grande, apenas segundos después de haber despegado y dejó como saldo a cuatro personas fallecidas.
En la mañana, el avión había salido de San Fernando, Buenos Aires, había hecho escala en Comodoro Rivadavia, Chubut; dejaron en Río Grande a un bebé paciente de apenas cinco meses y, cuando estaban retornando al norte del país fue cuando ocurrió la tragedia.
El avión Lear Jet35 de la empresa Flying América había alcanzado a elevarse algunos metros pero, por circunstancias que todavía son materia de investigación, cayó estrepitosamente contra el suelo.
El resultado fue fatal, el avión se destrozó al tocar el suelo y se transformó en una bola de fuego. Tras su caída terminó llevándose puesta una flamante estación meteorológica que había sido puesta en funciones apenas horas antes.
El flap izquierdo de la aeronave se desprendió antes de la caída y éste habría sido el desencadenante, aunque resta una serie de diligencias con el fin de establecer, fehacientemente, las causas.
Mariel Borruto, jueza a cargo de la instrucción de la causa, indicó que: "Fueron tremendas las imágenes que nos tocó ver. El avión sanitario accidentado el viernes cayó cerca de viviendas ocupadas por integrantes de la Armada Argentina".
Asimismo, fue cauta y adelantó que partes del fuselaje van a ser "enviadas a Buenos Aires algunas y otras a Estados Unidos. Son actuaciones complejas y todo el trabajo demandará tiempo", adelantó la magistrada.
Tanto la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y miembros de la Policía Científica de Tierra del Fuego continúan con las diligencias, supervisados por la Justicia Federal y la Junta de Seguridad de Transporte para determinar las causas.
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