
Julia Rosas, quien forma parte de la Asociación Nadadores del Fin del Mundo, hace 22 años atrás decidió venir desde Esquel a vivir a la isla, lugar en el que nunca antes había experimentado el nado en aguas abiertas hasta pisar tierras fueguinas. Hoy con 46 años de edad nos cuenta una experiencia única sobre una actividad que practica hace casi tres años que es: el nado en aguas frías.
En primer lugar, Julia nos comentó cómo fueron sus inicios en esta actividad “el 16 de julio cumplo tres años de nadar en aguas frías y aguas abiertas. Me encontré en una oportunidad con compañeros y daba la casualidad que teníamos una actividad en común, ellos justo estaban nadando en aguas abiertas, y como yo hago kayak desde hace ocho años, siempre se me planteo la duda de como seria si yo estuviera en el agua, entonces invertía la situación. Siempre me llamó la atención los paisajes, el color del agua, las piedras que se visualizaban en el fondo de ésta, la vegetación, entonces me dije me gustaría probar”.
Por tal motivo, señaló que “se dio la oportunidad y este grupo de compañeros me invitó a meterme por primera vez en invierno en el Lago Fagnano, donde había una sensación térmica de -10º y el agua estaba a 2º, esta fue mi primera vez y no salí más del agua siempre. Me surgió algo nuevo, muy emocionante, es una actividad deportiva que a mí me hace muy bien y el poder disfrutar del agua, el ambiente con compañeros que hacemos lo mismo es maravilloso”.
A su vez, le fue oportuno enfatizar en que “nosotros tenemos que fijarnos de la marea, si sube o baja, y a veces no tenemos la oportunidad de meternos en el río o en el mar, por lo cual, yo me dirijo los fines de semanas hasta el Lago Fagnano y me sumerjo, es algo que lo necesito. Son diez minutos donde descargo todo mi estrés y me comunico con el sonido del agua y control de mi respiración, siempre con todos los medios de seguridad y viendo a mi hijo que me espera en la orilla, él que me dice que estoy loca, pero si te hace bien seguí haciéndolo”.
Julia, recordó una vivencia de años atrás y explicó que “todo esto es consensuado con mi doctor, ya que hace seis años atrás fui la donante de un riñón para mi hermano, y en virtud a esto siempre lo consulto con mi nefrólogo, que es el que me realiza los chequeos correspondientes, y me incentiva a que siga realizando esta actividad, ya que le hace bien a mi salud”.
Asimismo, remarcó que le genera y los cambio en su salud al realizar esta actividad “me genera adrenalina, una sensación de bienestar y estar viva. Al ingresar al agua yo le pido permiso, ya que no es un ambiente que me pertenece. Después me relajo, controlo la respiración, empiezo a sentir el cambio de temperatura, nunca viví esto como una agresión hacia mi cuerpo. Doy fe que hace tres años no tengo una gripe, antes de esto yo sufría seguidamente de gripes, anginas y broncoespasmos, como también esto me ha ayudado mucho para no estar medicada debido a las contracturas cervicales que padecía por mi trabajo como administrativa”.
Concluyendo, recalcó que “vivimos en una isla donde disfrutamos muy poco del agua por el simple hecho que esta tiene muy bajas temperaturas, pero esta actividad se puede disfrutar todo el año. Hoy en su gran mayoría somos mujeres y se siguen sumando, todo consiste en intentarlo y no quedarse con el ‘yo no puedo’, por eso invitamos a todos los que quieran sumarse y vivir esta experiencia hermosa”.
A su vez, se invita a todo aquel que quiera formar parte de esta experiencia se acerque este domingo 10 a las 16:00h al lado del Club Náutico, donde se concentraran en compañía de la Asociación Acuática en Kayak para realizar una actividad en relación al nado en aguas frías.

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