En diálogo con Minutos Fueguino, Cintia Acosta relató el violento allanamiento que sufrió junto a su familia en su vivienda de Río Grande, a raíz de un hecho ilícito atribuido a su hermano, aunque en el procedimiento no se halló ningún elemento vinculado a la causa.
“Ese día llegué de trabajar, estaba merendando con mi papá, que es no vidente, y con mis dos hijas. Ingresaron de manera violenta, golpearon la puerta, la cual quedó doblada. Redujeron a mi papá de un golpe en la nuca, lo tiraron al piso, a mí me golpearon el brazo y me tiraron al piso. En ese momento pensamos que nos venían a robar, hasta que vi que eran uniformados”, contó.
Según relató, sus hijas corrieron a la habitación y fueron sacadas “del brazo, apuntadas con armas de uso táctico” mientras gritaban. “Sufrimos muchísima violencia debido a que el delincuente es mi hermano, pero nosotros como familia repudiamos los hechos que él comete porque daña a gente inocente. Muchas veces le solicitamos al juez y a la policía que lo dejen detenido”, señaló.
Acosta aseguró que su hermano no vive en su casa y que ha pedido a las autoridades que se deje de registrar su domicilio como residencia del imputado. “No le permitimos que ingrese con elementos ajenos a la vivienda. Mi mamá también sufrió allanamientos en otra dirección y tuvo que mudarse varias veces. No podemos vivir en paz”, afirmó.
Sobre las consecuencias del operativo, expresó: “Mi papá tiene pesadillas y grita en sus sueños; mis hijas piden dormir con la luz encendida. Yo manejo un nivel de angustia y miedo porque no nos podemos recuperar. Difundieron fotos de mi casa tomadas por la policía y eso nos perjudica”.
La vecina cuestionó que, mientras su familia sufre estos procedimientos, su hermano “sigue en la calle cometiendo delitos”. “Lo vimos salir de la comisaría como pancho por su casa. Es una persona enferma y el consumo crece cada vez más. Lamentablemente va a terminar matando a una persona inocente”, advirtió.
Desde la fiscalía —contó— le indicaron que mientras su hermano no tenga domicilio fijo, cada vez que cometa un delito podría allanarse su casa. “No queremos seguir viviendo esto porque realmente es un infierno. Mis padres son grandes, tienen problemas de salud, y no me gustaría que por culpa de mi hermano les pasara algo a ellos o a mis hijas. Necesitamos una solución”, concluyó.
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