
Pancho Barría es productor, soñador y un referente silencioso de la Margen Sur de Río Grande. Desde su chacra “La Abuela Julia”, avanza con un proyecto que conmueve por su propósito y dimensión: está construyendo el primer vivero inclusivo de la ciudad, especialmente diseñado para personas con discapacidad y adultos mayores.
Lejos de buscar rédito económico o reconocimiento institucional, Barría inició esta obra con recursos propios, impulsado por una convicción profunda: brindar un espacio donde todos y todas puedan conectarse con la naturaleza sin barreras ni obstáculos.
“La idea surgió porque me visitan muchas personas con movilidad reducida, adultos mayores o chicos de escuelas especiales. Y muchas veces no podían ni bajar del auto. Me dolía ver que no podían disfrutar de este lugar. Entonces decidí hacer algo distinto, algo pensado para ellos”, relató Pancho, visiblemente emocionado.
El proyecto, que llevará el nombre “Yo Puedo”, contempla un vivero totalmente accesible, con caminos amplios, pisos de cemento alisado, bancales elevados para trabajar desde sillas de ruedas y espacios de descanso para las familias. También incluirá baños adaptados, sin instalaciones químicas, en coherencia con su filosofía de producción orgánica.
“Quiero que puedan venir, caminar, tocar las plantas, vivir la naturaleza. No se trata solo de sembrar, se trata de sanar. Para mí, esto es una necesidad espiritual. No lo hago para vender, lo hago para ver sonrisas. Eso es lo que me hace feliz”, afirmó.
Además de abrir las puertas a personas con discapacidad y adultos mayores, Barría planea ofrecer capacitaciones gratuitas para cualquier persona interesada en aprender sobre producción en tierra fueguina. “El que quiera venir a aprender, es bienvenido. No importa si tiene una discapacidad o no. Este espacio es para compartir saberes”, explicó.
En paralelo, Pancho está organizando un espacio de recreación en el ingreso al predio, con bancos, senderos y un pequeño recorrido con animales de granja. “La idea es que no solo vengan a comprar, sino a pasar el día. Que los padres no tengan que esperar en el auto, que todos se sientan parte”, detalló.
Pese al esfuerzo que implica sostener una chacra en invierno y destinar sus ingresos a la obra, Pancho sigue adelante. No acepta donaciones en dinero, pero sí está pidiendo colaboración en materiales: chapas translúcidas o de policarbonato, indispensables para terminar la estructura del invernadero.
“Cada cosa que me donan la valoro profundamente. Hubo un matrimonio que me trajo un puñado de clavos usados, y eso me emocionó. Yo no necesito grandes cosas, con poquito se construye mucho”, dijo.
Quienes quieran colaborar con materiales o con mano de obra pueden comunicarse al 2964 400875, enviar un mensaje por WhatsApp o acercarse directamente a la chacra, ubicada en Calle de los Cerros 250, en la Margen Sur de Río Grande. También se puede seguir el proyecto en Instagram a través de la cuenta @lahuertadepanchito.
“Este espacio no es mío, es de la sociedad. Yo lo construyo, pero va a ser para todos. Porque hoy lo necesita otro, pero mañana podemos ser nosotros. Todos podemos ayudar. Todos podemos decir: Yo Puedo”, cerró.

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