
Este 1° de julio se cumplen tres años del trágico accidente aéreo que conmocionó a Río Grande y al país entero. En 2022, un avión sanitario LearJet se precipitó a tierra instantes después de despegar del aeropuerto local, dejando como saldo la muerte de sus cuatro tripulantes. El hecho sigue generando dolor en las familias de las víctimas, que hoy mantienen vivo el pedido de justicia.
A bordo del vuelo viajaban Claudio Canelo (52), piloto principal; Héctor Vittore (51), copiloto; Diego Ciolfi (56), médico; y Denise Torres García (30), enfermera. Todos oriundos de Buenos Aires, habían llegado a Tierra del Fuego para realizar un traslado sanitario: asistieron a un bebé y a su madre, quienes fueron derivados sin inconvenientes. El drama ocurrió cuando, ya sin pacientes a bordo, el avión despegó para emprender el regreso y, apenas en el aire, perdió el control y cayó violentamente, provocando una explosión que fue captada por diversas cámaras de seguridad y testigos.
En las últimas semanas, y tras una larga espera, la Junta de Seguridad del Transporte (JST) dio a conocer el informe final sobre el siniestro. La investigación determinó que el accidente fue provocado por una falla técnica: la desconexión de dos cables en el sistema de control de alerones, producto de la falta de clips de seguridad que debían mantenerlos sujetos.
La ausencia de estos pequeños elementos provocó la pérdida de sincronización entre los mandos de los pilotos, lo que derivó en una maniobra incontrolable y, finalmente, en la caída del avión. El informe también indica que esos clips llevaban tiempo ausentes, aunque no pudo determinarse desde cuándo exactamente volaba la aeronave en esas condiciones.
La aeronave pertenecía a la empresa Flying America S.A., que además realizaba su propio mantenimiento técnico. En base a las conclusiones del informe, la familia de Denise Torres García presentó una demanda civil contra la empresa y su taller técnico, reclamando responsabilidades por lo que consideran una negligencia evitable.
A partir de esta tragedia, incluso la firma fabricante del avión, Bombardier, recibió una recomendación formal para modificar sus manuales y mejorar las especificaciones sobre el mantenimiento de estos elementos fundamentales.
En este nuevo aniversario, el recuerdo de los cuatro profesionales fallecidos sigue presente, tanto en sus familias como en la comunidad de Río Grande, que vivió ese 1° de julio con profunda conmoción. Hoy, además del homenaje, el foco está puesto en que se esclarezcan todas las responsabilidades y se haga justicia por lo ocurrido.
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